Es importante entender que el almacenaje, el transporte y la adecuada distribución de la carne, implica un estricto cumplimiento de la denominada cadena de frío.
Las temperaturas bajo cero impiden que se reproduzcan y proliferen bacterias que podrían enfermarnos, ya que para hacerlo necesitan el ambiente cálido y húmedo proporcionado por ejemplo, por carne que no haya tenido un debido manejo en frío.
La diferencia entre carne congelada y carne refrigerada.
En ambas es clave mantener la cadena de frío, es decir, que la carne esté siempre en un ambiente con una temperatura igual o inferior a los -17º C para la congelada y alrededor de los 0 -2º C para la refrigerada.
Mantener la cadena de frío es una responsabilidad conjunta del productor, del transportador, del comercializador y también lo es del cliente final, quien se lleva la carne para disfrutarla en familia.
Es importante seleccionar una carnicería o expendio de carnes de confianza que se destaque por su limpieza, calidad y servicio. Es importante determinar si se va a comprar carne congelada o refigerada, esto dependiendo del momento en que se planee consumirla.
Cuando se quiera consumir el mismo día o el día siguiente, es mejor refrigerada; si es para preparar en los próximos 3 días o semanas, mejor congelada. También es válido comprar carne refrigerada y congelarla para un consumo posterior.
Siéntete en confianza, en La Nacional Carnicería le damos el mejor manejo a la carne bien sea congelada o no, y además te brindamos la mejor atención y asesoría al respecto.
Que la carne esté congelada no implica de ninguna manera que sea de menor calidad ni cabe suponer que es vieja, seca o barata. Por el contrario, se trata de carne muy fresca que ha sido congelada, en nuestro caso, con la mejor tecnología desarrollada en Estados Unidos, para garantizar su inocuidad y preservar su calidad, lo que puede comprobarse fácilmente al momento de disfrutarla en la mesa.
¿Cómo descongelarla?
Con el propósito de minimizar cualquier riesgo y preservar la calidad de la carne, es indispensable descongelarla de manera adecuada, algo que en ocasiones se hace de forma errónea al utilizar procedimientos que alteran su calidad, sobre todo su suavidad y jugosidad.
Es clave evitar el uso del horno microondas, tampoco se debe poner la carne bajo un chorro de agua ni sumergirla en agua caliente. La manera óptima de hacerlo es también la más sencilla: pasar la carne del congelador al refrigerador un día antes de su cocción y consumo. ¡Así de fácil!
Siguiendo este sencillo y útil consejo, se garantiza el poder disfrutar de una carne de óptimas características, resultado de un proceso productivo lleno de cuidado y dedicación que hace que los productos cárnicos de Estados Unidos lleguen a nuestra mesas con un muy buen sabor y un correcto manejo en todo los procesos.
Es indispensable señalar que una vez descongelada la carne, jamás debe congelarse de nuevo. El objetivo tiene que ser su preparación y consumo en el menor tiempo posible.
Recordemos que el color de la carne debe ser rojo cereza, brillante y uniforme. Si está empacada al vacío puede adquirir una tonalidad más oscura, que es normal por las características del empaque y que cambiará inmediatamente al descongelarse y sacarse de la bolsa al vacío, descongelándose de manera indicada y recuperando así su tonalidad original de forma progresiva.
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